jueves, 21 de diciembre de 2017

La Argentina proveerá a Brasil de ingeniería para la construcción de un reactor nuclear con fines médicos



Los presidentes Mauricio Macri y Michel Temer presenciaron, en Brasilia, la firma de un contrato por el cual la empresa estatal argentina INVAP le proveerá a Brasil servicio de ingeniería para la construcción de un reactor multipropósito destinado a la ciencia medicinal.

El convenio se rubricó en el salón de Tratados del Palacio de Itamaraty en el marco de la 51ª. Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur.

Fue suscripto entre el presidente del INVAP, Héctor Othegui, y las autoridades de la Fundación Patria, junto a la Comisión Nacional de Energía Nuclear de Brasil.



El Reactor Multipropósito de Brasil (RMB), de 30 megavatios, permitirá la producción de radioisótopos, la realización de ensayos de irradiación de combustible y materiales y la investigación con haces de neutrones.

La empresa de tecnología con sede en Río Negro ya proveyó a la contraparte brasileña el diseño de base del RMB, y con el acuerdo firmado hoy se concreta un importante avance para la posterior construcción del reactor.

El proyecto, fue declarado estratégico por ambos países en las Declaraciones Presidenciales Conjuntas de julio y octubre de 2016, así como en el Plan de Acción suscrito por Macri y Temer el último 7 de febrero.

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domingo, 28 de junio de 2015

La actividad regulatoria de la ARN


Por Autoridad Regulatoria Nuclear

Con el fin de preservar a las personas y al medio ambiente de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes, pero también con el foco puesto en el cumplimiento de acuerdos internacionales respecto de los usos pacíficos de la energía nuclear, la ARN realiza inspecciones y controles que se planifican especialmente, tanto para el ámbito industrial como para el de la medicina nuclear.

El programa de inspecciones de la ARN no sólo fiscaliza el cumplimiento de las condiciones de seguridad radiológica sino también el cumplimiento de los requerimientos en materia de salvaguardias y seguridad/protección física y, en los casos que corresponde, del transporte de materiales radiactivos.

Dada la diversidad de objetivos, criterios, métodos de medición y procedimientos aplicables en cada una de las ramas regulatorias, los programas de inspección se planifican en forma independiente.

La planificación de una inspección requiere de una preparación previa para identificar las cuestiones pendientes de resolución y el acondicionamiento de los equipos de medición.

Las actividades que se desarrollan en una inspección normalmente incluyen la auditoría de los registros dosimétricos, de contabilidad nuclear, de eventos no rutinarios, lista de pacientes atendidos, las mediciones para verificación del material radiactivo, de la estanqueidad y depresión de recintos, de la velocidad de aire en conductos de ventilación y del funcionamiento correcto de enclavamientos y alarmas.

También incluye la toma de muestras para verificar los niveles de contaminación en aire y superficies, la revisión de los procedimientos de operación y la observación crítica del ámbito para confirmar hábitos de trabajo compatibles con una cultura de la seguridad adecuada.

La Ley 24.804 de la Actividad Nuclear establece que la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) es el organismo con competencia federal responsable de la regulación y control de todas las aplicaciones de la energía nuclear y de las radiaciones ionizantes, exceptuando la utilización de los Rayos X, las que son reguladas por el Ministerio de Salud.

Los objetivos de la ARN son, entonces, proteger a las personas, el medio ambiente y a las generaciones futuras de los efectos nocivos de las radiaciones ionizantes; mantener un nivel razonable de seguridad radiológica y nuclear en todas las actividades bajo su control.

Asimismo, garantiza el uso pacífico de la energía nuclear y el cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos por el país en materia de no proliferación nuclear.

Por otra parte, previene la ocurrencia de actos malevolentes intencionales que pudieran producir consecuencias radiológicas severas para la sociedad y/o resultar en la sustracción de materiales nucleares, estratégicos o equipos bajo control de salvaguardias para un uso no autorizado.

En este marco, toda actividad que requiera la importación, producción, posesión, uso, comercialización, exportación o transporte de materiales radiactivos, en cantidades que superen los límites de exención establecidos en la normativa vigente, debe ser autorizada por la ARN y ajustarse a los principios básicos de la protección radiológica.

La norma básica de seguridad radiológica clasifica a las instalaciones en tres categorías: Clase I, II y III, tomando en consideración el riesgo radiológico asociado al inventario radiactivo presente.

Las instalaciones de Clase III son pequeños laboratorios dedicados a investigación, docencia u otro uso, en los que se encuentran algunas fuentes de material radiactivo.

No requieren un esfuerzo regulatorio de verificación y sólo se registran a los fines de mantener actualizada la localización de las fuentes.

A fines de 2012 había 529 registros de operación vigentes.

En la Clase I se han incluido las instalaciones con el riesgo radiológico más relevante. Debido a ello, el proceso de licenciamiento tiene requerimientos específicos para cada etapa de su vida útil.

Este proceso normalmente se inicia con la evaluación y aprobación de la información básica de diseño, posteriormente se emite la licencia de construcción una vez que su radicación ha sido aprobada por las autoridades provinciales y se ha concluido el estudio de localización con su correspondiente estudio de impacto ambiental.

Finalizada la construcción, se emite una licencia o autorización de puesta en marcha para efectuar pruebas preliminares en las condiciones establecidas por la ARN y bajo supervisión.

Una vez completada y aprobada la documentación mandatoria, se autoriza el inicio de la operación rutinaria mediante la emisión de la licencia de operación.

Al término de su vida útil, se autoriza el retiro de servicio para su posterior desmantelamiento, una vez asegurada la gestión prudente de los residuos radiactivos remanentes generados durante la operación.

Los reactores nucleares de potencia dedicados a la generación de energía eléctrica y los reactores de investigación y conjuntos críticos dedicados a la producción de radioisótopos para uso medicinal, investigación básica y estudios de neutrónica, son las instalaciones más representativas de la Clase I a las que, por su magnitud y relevancia del riesgo radiológico asociado, se le aplican las normas regulatorias de carácter general, y las que se han desarrollado específicamente para los reactores nucleares.

También han sido incluidas en la Clase I las instalaciones que operan con material fisionable y que tienen potencial de criticidad, los aceleradores de partículas con energía superior a 1 MeV —exceptuando los aceleradores de uso médico, que son Clase II—, los irradiadores fijos y móviles, las instalaciones para la producción de fuentes abiertas y cerradas, las gestionadoras de residuos y las instalaciones minero-fabriles que incluyan sitios de disposición final de los residuos radiactivos generados durante su operación.

Por su parte, las Instalaciones Clase II son aquellas en las que el riesgo radiológico es menor.

Dentro de este grupo se incluyen gran parte de las aplicaciones médicas e industriales de las radiaciones ionizantes y algunas instalaciones del ciclo de combustible nuclear sin riesgo potencial de criticidad.

Además de la licencia de operación, el responsable por la seguridad radiológica debe tener un permiso individual que lo habilite.

Para finales de 2012, 182 centros de teleterapia y 282 centros de medicina nuclear obtuvieron licencia de operación vigente.

El proceso de licenciamiento de los centros de tele-terapia y de medicina nuclear tiene por objetivo asegurar que la protección radiológica de la instalación cumpla con la normativa vigente en la que se establecen los requisitos edilicios, de equipamiento y de dotación de personal, así como el requerimiento de que la operación de la instalación se enmarque dentro de un sistema de calidad para la optimización de la protección radiológica.

También se evalúa la documentación legal asociada al titular de la licencia de operación y la documentación técnica referida a la dotación de personal al que se le requerirá permiso individual.

Para la habilitación de aceleradores lineales para uso médicos, equipos de tele cobalto-terapia y de tomografía por emisión de positrones, el usuario deberá demostrar que en condiciones normales de operación se cumplirán con las restricciones de dosis para trabajadores y miembros del público y acompañará la solicitud con planos detallados y actualizados de la disposición de equipos con fuentes radiactivas selladas o emisores de haz ionizante.

Una vez aprobada la memoria de cálculo y completada toda la documentación técnica, antes de proceder a su habilitación se inspecciona la instalación para verificar la corrección de los planos presentados, que los niveles de tasa de dosis en los locales adyacentes a la fuente radiactiva cumplen con los requerimientos para publico y/o personal ocupacionalmente expuesto, según corresponda.

Además, se verifica que los elementos de protección radiológicas consignados en la documentación presentada se encuentren en condiciones de uso.

Los profesionales que trabajen con radioisótopos o radiaciones ionizantes deben contar con un permiso individual extendido por la ARN que lo habilite a trabajar con material radiactivo o radiaciones ionizantes en una práctica médica o instalación clase II.

Para ello, deben acreditar conocimiento y experiencia en el uso previsto, o deben realizar cursos de capacitación aceptados por la ARN y una práctica activa.

La práctica debe ser supervisada por un profesional de reconocida trayectoria designado como preceptor y, al finalizar, se debe efectuar un informe con carácter de declaración jurada, que especifique los datos de las historias clínicas de los pacientes tratados en los que colaboró el solicitante.

En las instalaciones clase II, el titular de la licencia de operación y el responsable por la seguridad radiológica deben tener permisos individuales y tienen la obligación de comunicar a la ARN en forma fehaciente e inmediata la ocurrencia de eventos que afecten la seguridad radiológica de las personas o la integridad de las fuentes.

Aplicaciones industriales

A fines de 2012 había 414 licencias de operación vigentes para aplicaciones industriales, 67 de las cuales fueron para utilización de equipos de gammagrafía industrial y el resto de las licencias otorgadas corresponde principalmente a la utilización de medidores industriales.

Los contenedores de equipos de gammagrafía industriales, además de cumplir con las normas existentes, a partir de 2013 deberán cumplir con la norma ISO 3999 en la que se establecen, a nivel internacional, nuevos requisitos de seguridad para que los fabricantes renueven la validación de los certificados de transporte que los habilita para su utilización en la vía pública.

Inspecciones regulatorias

La ARN cumple con su rol de control y fiscalización de las instalaciones habilitadas, implementando un programa de inspecciones rutinarias en base anual.

Las características y frecuencia de las inspecciones se fijan teniendo en cuenta la etapa de licenciamiento en que se encuentra la instalación y/o los planes operativos informados.

fuente
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miércoles, 18 de febrero de 2015

La Argentina ha desarrollado "autonomía nacional" con el plan nuclear, dijo CFK al llevar a la máxima potencia a la central Néstor Kirchner

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La presidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó hoy en acto durante el cual se llevó a su máxima capacidad de generación el reactor de la central nuclear Néstor Kirchner, Atucha II, que significará un ahorro anual del orden de los U$S 400 millones en importación de combustible.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó hoy en acto durante el cual se llevó a su máxima capacidad de generación el reactor de la central nuclear “Néstor Kirchner”, Atucha II, que significará un ahorro anual del orden de los U$S 400 millones en importación de combustible.
La Presidenta dirigió un mensaje al país,  que fue transmitido por cadena nacional, desde la central nuclear, en el partido de Zárate, luego de llevar el  reactor a su máxima capacidad de generación, de 745 megavatios.
Con la reactivación de esta central nuclear, que se inscribe en el plan nuclear argentino, que impulsó el presidente Néstor Kirchner durante su mandato, la Argentina “regresa al lugar donde nunca debió irse”, de figurar entre los once países que producen uranio enriquecido, dijo la Presidente y agregó que además la Nación es “líder en la no proliferación nuclear. 
Somos hombres y mujeres que no amenazamos con misiones nucleares a nadie”, dijo.

La Presidenta puso de relieve que la Argentina ha desarrollado “autonomía nacional en un recurso estratégico como es la energía” y aseguró que eso molesta a otros países que, por sus intereses particulares, “prefieren una Argentina sin plan nuclear, que no se desarrolle en el campo científico y de bajos salarios y mano de obra barata”.
La ciencia nuclear argentina está dirigida a obras como ésta, agregó,  que posibilitará pasar del 7 al 10% de la matriz energética nacional de origen nuclear.
Puso de relieve, además, que el 88% de la obra es íntegramente nacional y también marca un hito empresario pues, en 2003 no había empresas con certificación para trabajos nucleares y hoy “tenemos 129 empresas argentinas con certificación de empresas nucleares”.
Destacó que el plan nuclear argentino significa “5220 nuevos especialistas en materia nuclear; 1780 científicos y expertos; 1100 profesionales; 390 jóvenes profesionales; 620 jóvenes técnicos” . 
Atucha II también requirió de 1330 soldadores nucleares, acotó. Recordó que en 2003, la industria  nuclear tenía apenas 3000 trabajadores;  hoy 8220 trabajadores,  174% más de mano de obra de alta capacitación”.
La Presidenta también destacó la importancia de contar con una matriz energética diversificada, para no depender de una de ellas, como fue con el gas. 

Por ello se buscó inversiones en China, en su reciente viaje, a fin de incorporar dos nuevas usinas nucleares, una de 7090 y otra 1000 megavatios, una de agua pesada y otra de agua liviana” y aclaró “que nadie se asuste” porque se asegura el trabajo argentino.
Puso de relieve que en la Argentina la energía hidroeléctrica y nuclear “son complementarias”  y aseguró que si le dan a elegir es proclive a la energía nuclear porque “es más barata, más limpia, es generadora de tecnología” y también tiene “una fuerte aplicación en materia medicinal”.



jueves, 19 de septiembre de 2013

Tecnología nuclear para combatir la acidificación de los océanos


La acidificación de los océanos es una de las principales amenazas del ecosistema marino, por lo que Naciones Unidas ha decidido impulsar el desarrollo de nuevos métodos de tecnología nuclear para combatir este problema.

Entre los instrumentos para luchar contra la acidificación, causada por el aumento de la concentración de CO2 en el agua, los científicos proponen el uso de isótopos radiactivos para diagnosticar mejor la situación.

“Con los isótopos de Boro y otras tecnologías somos capaces de marcar sedimentos para saber y conocer datos de los esqueletos de coral”, explicó a Efe David Osborn, director de los laboratorios medioambientales del OIEA en Mónaco.

Según Osborn, esta técnica permite saber lo que ocurrió con estos organismos del océano en el pasado, algo que es útil para “predecir qué podría suceder en el futuro”.

“Gracias a la tecnología nuclear ahora sabemos que todas las aguas, en todas las latitudes, se han vuelto más ácidas y contienen niveles diferentes de saturación de calcio”, recalcó.

El científico indicó que cuando el dióxido de carbono se disuelve en el agua, provoca que el pH marino descienda, por lo que las aguas del mar se vuelven más ácidas.

En estas condiciones baja la saturación de polimorfos del carbonato cálcico que especies como los moluscos, los crustáceos o los corales necesitan para su esqueleto.

El resultado es que muchas especies, especialmente las que necesitan grandes cantidades de calcio cuando todavía son muy jóvenes, corren el riesgo de no poder adaptarse.

Al estar esos animales muy arriba de la cadena trófica, cualquier descenso en su población puede afectar a todo el ecosistema marino. -

“La acidificación de los océanos es un asunto todavía desconocido para muchos científicos. Sabemos qué la provoca y el porqué, pero todavía no sabemos cómo va a evolucionar”, admitió Osborn.

Y en medio de esta amenaza, los investigadores afrontan el “carácter invisible” de la acidificación que, de alguna manera, impide que la sociedad tome conciencia de la magnitud del problema.

“La gente se moviliza ante un incendio por que ven el fuego, lo sienten.

Eso les impacta.

Pero no se movilizan contra la contaminación del mar”, criticó Fréderic Briand, director de la Comisión Científica del Mediterráneo (CIESM) en Mónaco.

“Muy pocos gobiernos han mostrado interés en combatir la acidificación”, advirtió el experto francés.

De acuerdo a los datos disponibles, el crecimiento de la acidificación desde la época de la industrialización (siglo XIX) hasta hoy es la más alta en los últimos 800.000 años.

“Esto puede llegar a provocar trastornos masivos en las redes tróficas y en los recursos que los humanos tomamos del mar, pero parece que nadie se da cuenta”, advirtió Briand.

Ante esa pasividad, Briand lanzó una clara advertencia de las consecuencias de no hacer nada en medio.

“Nos encontramos ante un proceso que ha crecido muy rápidamente y debemos hacerle frente sabiendo que los sistemas marinos son complejos, que la ciencia del mar está muy fragmentada, mientras los científicos marinos suelen actuar de forma aislada”, advirtió.

efeverde.com


viernes, 3 de mayo de 2013

Emiratos y Japón acuerdan cooperar en energía nuclear



 foto de archivo, el reactor de investigación nuclear Ópalo en Sydney (Australia). EFE/Tracey Nearmy

Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Japón han firmado un acuerdo de cooperación en materia de energía nuclear con fines pacíficos, informó a Efe una fuente de la embajada nipona en Abu Dabi.

El pacto para el intercambio de experiencia y de información en este ámbito fue suscrito por el primer ministro japonés, Shinzo Abe, que llegó ayer a los EAU en una visita de dos días, y responsables emiratíes.

Asimismo, Abe ha abordado con las autoridades la posible venta de reactores nucleares al país árabe.

El primer ministro japonés se reunió este jueves con el vicepresidente y primer ministro emiratí, Mohamed bin Rashid al Maktum, y el día anterior lo hizo con el príncipe heredero de los EAU, jeque Mohamed bin Zayed al Nahyan.

Tokio tiene intención de vender algunos de sus reactores nucleares a los EAU dentro de su plan para abandonar este tipo de energía tras el desastre de Fukushima en marzo de 2011.

La regulación del Organismo Internacional de la Energía Atómica

En caso de llevarse a cabo la venta, Japón la hará de acuerdo a la regulación del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), afirmó la fuente, que destacó que los reactores de su país son seguros pese al accidente de Fukushima.

El accidente originado por el tsunami de marzo de 2011 en esa planta, el más grave en una central nuclear desde el de Chernóbil en 1986, llevó a paralizar gradualmente todos los reactores de Japón, bien por seguridad o bien por revisiones rutinarias.

En septiembre de 2012, el Gobierno japonés se puso como meta abandonar la energía nuclear para la década de 2030, en un importante giro de su política energética.

EFEverde

sábado, 13 de abril de 2013

Dos años despues del tsunami, Japón vuelve a la energía nuclear




El anterior gobierno del Partido Democrático decidió que para 2030 se eliminaría por completo la energía nuclear.

Pero el nuevo gabinete de Shinzo Abe, del Partido Liberal Democrático, ha decidido revocar la medida y ha hecho un plan para volver a poner en funcionamiento las centrales nucleares. 

Alega que “Japón necesita electricidad de origen nuclear estable y barata para poder competir económicamente”. 

El cierre de centrales ha aumentado los costes de la generación de electricidad y obligado a importar más combustibles fósiles.

Ahora bien, la reapertura de centrales estará condicionada al cumplimiento de medidas de seguridad más estrictas. 

Entrarán en vigor en julio próximo e implantarlas costará el equivalente de unos 11.000 millones de dólares. 

Se encargará de verificarlas un nuevo organismo regulador, independiente de la industria y del gobierno. 

Con la nueva regulación, habrá que cerrar y desmantelar varias centrales porque se encuentran en zonas de riesgo sísmico. 

En octubre pasado, la compañía eléctrica TEPCO, que explotaba la central de Fukushima, reconoció que era consciente de que podía producirse una catástrofe en caso de tsunami o terremoto; pero no lo hizo público ni reforzó la seguridad por miedo a que la opinión pública o una demanda en los tribunales pidiera el cierre de la central.

Pese al cambio de planes, el gobierno de Abe se ha comprometido a continuar promoviendo energías limpias para reducir la dependencia de la energía nuclear y la aún mayor de los combustibles fósiles.

Por otro lado, la OMS advierte, en un informe publicado esta semana, que ha aumentado la prevalencia de cáncer en la población cercana a Fukushima y, sobre todo, en las personas que se encargaron de las labores de estabilización de la central tras el accidente. 

Sin embargo, no se cree que la radiación escapada de la central provoque abortos, malformaciones físicas o deficiencias mentales en niños nacidos después del accidente. 

Tampoco se considera en peligro la población que se encontraba a más de 20 km de la central. 

Los autores del estudio advierten que todavía es pronto para sacar conclusiones definitivas sobre los efectos que el desastre nuclear pueda tener en la salud: habrá que seguir observando la evolución durante muchos años.

Manuel Arenas

eldiarioexterior.com

miércoles, 30 de marzo de 2011

Energía nuclear: herida, pero no de muerte



El mundo aún necesita de la energía nuclear, pero de manera más segura y transparente.

A comienzos de este mes, una explosión en el sector energético causó una inmensa destrucción, que costó la vida a más de 40 personas…pero la mayoría de nosotros apenas lo notó.

Las muertes de los mineros del carbón, a más de 4.000 metros bajo tierra en el oeste de Pakistán, fueron eclipsadas por la atención internacional dada a la crisis de otro sector energético —el de la energía nuclear—cuando los ingenieros que luchaban contra las secuelas del terremoto de gran magnitud que asoló al Japón perdieron el control de la temperatura de una serie de reactores en la planta de energía nuclear de Fukushima Daiichi.

En Fukushima Daiichi nadie ha muerto por la exposición a la radiación, aunque dos trabajadores fueron hospitalizados ayer.

Los accidentes en las plantas nucleares son raros.

En contraste, los desastres en las minas de carbón son demasiado frecuentes para merecer mucha atención: más de 6.000 mineros de carbón murieron en 2004 solamente en la China.

Las minas de uranio también matan, pero a una escala mucho menor.

De hecho, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), si los sectores energéticos a partir del carbón, gas natural, hidroelectricidad y energía nuclear son analizados en profundidad, este último es el más seguro.

Impacto sobre el cambio climático

El balance entre los riesgos planteados por la energía nuclear y el carbón es aún más desigual si se toman en cuenta los efectos de la quema de combustibles fósiles sobre el calentamiento global.

La energía que proviene de la quema de carbón causará indirectamente muchas más muertes de las estimadas por la AIE, debido a los gases de efecto invernadero emitidos al quemarse, los que contribuyen al cambio climático.

La OMS dice que el cambio climático ya está matando a 150.000 personas anualmente debido al incremento de las condiciones climáticas extremas y a la distribución geográfica de las enfermedades infecciosas, y por la presión sobre los sistemas de producción de alimentos causada por las sequías, inundaciones y cambios de temperatura.

El accidente en la mina de carbón paquistaní no ha dado lugar a llamadas globales para que el mundo reconsidere su adicción a las centrales alimentadas con carbón.

Sin embargo, el accidente de Fukushima ha disparado la reflexión global sobre la prudencia de continuar usando la energía nuclear.

Hasta ahora, Alemania ha cerrado temporalmente siete reactores y China ha suspendido la aprobación de nuevos reactores.

Los grupos de presión opuestos a la energía nuclear están presionando a los gobiernos de todo el mundo.

La verdad es que todas las opciones energéticas conllevan riesgos. Manejada adecuadamente, la energía nuclear sigue siendo una opción relativamente segura.

Y actualmente constituye la fuente principal de energía a escala industrial que puede ayudarnos en la lucha contra el cambio climático.

Aprender de Fukushima

La planta nuclear de Fukushima fue destruida como consecuencia del tsunami con olas de diez metros que arrasó la costa noreste de Japón después del terremoto de magnitud 9, el pasado 11 de marzo.

El terremoto destruyó la planta principal de suministro de energía y la ola eliminó sus fuentes de electricidad de emergencia, dejando sin refrigerante a los cuatro edificios del reactor, incluyendo algunos estanques con barras de combustible gastadas.

Varias lecciones se pueden aprender de este incidente.

Por ejemplo, los reactores diseñados en la década de los años setenta tienen debilidades que ya habían sido advertidas por los expertos, y deberían ser actualizados o dados de baja.

Las nuevas tecnologías son mucho más seguras.

Además, existe la necesidad de una mejor gobernabilidad, apertura y transparencia en el funcionamiento de las instalaciones nucleares si se desea mantener la confianza del público.

Una de las principales razones del alto nivel de ansiedad del público en Japón después del desastre, es que la empresa responsable de operar la planta, la Compañía de Energía Eléctrica de Japón (Tokyo Electric Power Company), tiene una larga historia de encubrimiento de información embarazosa de sus operaciones.

A medida que la energía nuclear se expande en los países menos desarrollados sin la suficiente experiencia, deberíamos considerar que la Organización Internacional de Energía Atómica asuma un papel regulatorio en lugar del actual, que consiste en ayudar a los países en la actualización de su seguridad y preparación para emergencias.

Necesidad de la energía nuclear

Quienes ya se oponen a la energía nuclear están sacando conclusiones de mayor alcance. Comparando el accidente con la catástrofe de Chernobyl, señalan que el de Fukushima demuestra que la energía nuclear es inaceptablemente peligrosa y debería eliminarse en favor de otras fuentes de energía.

Pero dejar de lado la energía nuclear conllevaría el riesgo de una carrera desastrosa en pos de combustibles fósiles, arrojando incluso más gases de efecto invernadero a una atmósfera ya cargada de carbono.

También podría conducir a una gran demanda de biocombustibles antes de tiempo, pues las versiones actuales podrían tener un efecto deplorable en el suministro mundial de alimentos e, incluso, podrían causar un aumento neto en las emisiones de gases invernadero, según algunos modelos de simulación.

Las energías renovables son otra alternativa y se vienen haciendo grandes progresos en este campo.

Los países del medio oriente y del norte de África consideran actualmente cómo convertir sus candentes desiertos en fuente de energía solar térmica, y los paneles fotovoltaicos cumplen un importante papel destinado a los 1,5 mil millones de personas pobres que carecen de electricidad en el mundo en desarrollo.

Sin duda, las energías renovables constituyen una gran promesa y algún día podrían formar parte de sistemas de energía más verdes y limpios.

Pero encaran grandes problemas, el principal es que aún no pueden producir las inmensas cantidades de energía centralizada y garantizada del tipo que requiere la industria de una nación y el funcionamiento de su infraestructura. El tiempo y la inversión pueden resolver estos problemas, pero tomará décadas.

El mundo —y esto incluye a los países en desarrollo— necesita la energía nuclear. Después de Fukushima, se deben enfocar los esfuerzos en hacerla más moderna y segura, con operaciones transparentes arraigadas en sociedades bien gobernadas. Un compromiso con la transparencia, sin tintes políticos, es vital.

Al igual que cualquier otra fuente de energía, la nuclear conlleva riesgos que deben ser manejados de manera apropiada. Pero, en última instancia, el cambio climático es la mayor amenaza.

Elegir combatirlo prescindiendo de la energía nuclear conlleva un riesgo mucho más grande.

Aisling Irwin
Editora de noticias y especiales, SciDev.Net